La mediación familiar es un proceso VOLUNTARIO y CONFIDENCIAL, en el que las personas en conflicto solicitan la ayuda de un profesional para gestionar las diferencias de su entorno familiar de manera pacífica y organizada. Al ser voluntario, el proceso de mediación en cualquier momento puede ser suspendido unilateralmente por cualquiera de las personas participantes, o por la persona mediadora. El proceso de mediación familiar es conjunto, por lo que ambos miembros de la pareja acuden semanalmente a las sesiones con el resto de las personas participantes en la mediación.

La persona mediadora, desde una perspectiva IMPARCIAL, guía a las partes para que encuentren soluciones que puedan ser estables en el tiempo:

  • En procesos de separación y divorcio.
  • En la elaboración, modificación de interpretación planes de parentalidad.
  • En conflictos relacionados con la atención de personas dependientes.
  • En desacuerdos en el ejercicio de la potestad parental.

La sumisión a la mediación es obligatoria si se ha pactado expresamente con anterioridad al ejercicio de acciones judiciales, o cuando en el convenio regulador se hubieran incluido pactos de sometimiento a mediación.